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Nutrición y Enfermedad Cardiovascular

La relación entre la alimentación y la salud cardiovascular ha sido ampliamente estudiada y hoy en día existe consenso científico: lo que comemos influye de manera directa en el desarrollo, la progresión y la prevención de las enfermedades del corazón. A pesar de ello, las enfermedades cardiovasculares (ECV) continúan siendo la primera causa de muerte a nivel mundial. En tan solo una década, las muertes por ECV se han duplicado y actualmente cada año fallecen 17,9 millones de personas a consecuencia de estas patologías.

En el marco del Día Mundial del Corazón, que se conmemora cada 29 de septiembre, queremos hacer un llamado global a la conciencia: proteger nuestro corazón empieza en el plato.

La hipertensión arterial, la obesidad, la diabetes y la dislipidemia son factores de riesgo que pueden prevenirse, retrasarse o controlarse a través de una alimentación equilibrada. Y aunque no todos seamos profesionales de la nutrición, cada decisión que tomamos al momento de hacer nuestras compras y preparar los alimentos impacta en nuestra salud cardiovascular.

Por ejemplo:

  • En lugar de productos ultraprocesados, podemos priorizar frutas y verduras frescas, ricas en antioxidantes, como arándanos, fresas, pimientos, brócoli o tomates.

  • Optar por cereales integrales (avena, quinua, arroz integral) en vez de harinas refinadas que elevan la glucosa y favorecen la resistencia a la insulina.

  • Sustituir snacks empacados por frutos secos naturales sin sal, que aportan ácidos grasos de buena calidad y ayudan a regular el colesterol.

  • Incluir al menos una vez por semana pescados azules como salmón, bonito o sardina, ricos en omega-3, que reducen la inflamación y protegen las arterias.

  • Consumir lácteos naturales como el yogur griego sin azúcar, versátil en preparaciones dulces y saladas.

  • Elegir aceites de buena calidad (aguacate, oliva extra virgen) para cocinar y aliñar, evitando grasas trans y margarinas.

  • Potenciar el sabor de nuestras comidas con condimentos naturales y hierbas aromáticas como albahaca, romero, laurel, cúrcuma o tomillo, en lugar de exceso de sal o aditivos químicos.

Además, es fundamental limitar el consumo de azúcares añadidos, especialmente en bebidas industrializadas que suelen presentarse como “light” o “sin azúcar”, pero que en realidad contienen jarabe de maíz, jarabe de glucosa, dextrosa y otros nombres que enmascaran el azúcar libre.

Recordemos

Una alimentación saludable no significa dejar de comer ni pasar hambre, sino aprender a elegir con inteligencia los alimentos que fortalecen y protegen nuestro corazón.

Finalmente, la nutrición debe ir acompañada de otros pilares de la salud: mantener una vida activa, evitar el consumo de tabaco y moderar la ingesta de alcohol. Estos hábitos, junto con una dieta equilibrada, constituyen el mejor escudo para prolongar nuestra vida y mejorar su calidad.

Cuidar el corazón está en nuestras manos… y empieza en nuestra mesa.

 

LIC. MICHELLE ACOSTA
NUTRICIONISTA
NOVACLÍNICA SANTA CECILIA
LIC. CRISTINA YEPEZ
NUTRICIONISTA
NOVACLÍNICA SANTA CECILIA

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