La alergia es una reacción anormal y excesiva del sistema de defensa del organismo ante una sustancia inofensiva que no causa ningún daño a las personas NO alérgicas. A estas sustancias se les denomina alergenos. Las personas alérgicas en cambio producen una cantidad excesiva de un tipo de anticuerpo: Inmunoglobulina E (IgE) – dirigido contra el alergeno. Las enfermedades alérgicas han aumentado de manera importante en los últimos años y para optimizar el uso del Laboratorio la determinación de IgE total y los IgE específicos son la opción más utilizada.
La ayuda diagnóstica en las alergias se realiza mediante pruebas cutáneas (prick test) que se llevan a cabo a través de la aplicación de distintos alérgenos en el antebrazo, aunque en ocasiones también en la espalda, mediante punción. Esta prueba no se debe realizar en: enfermedad generalizada de la piel, riesgo elevado de anafilaxia o cuando los pacientes están recibiendo tratamientos que no es posible suspender y que suprimen o interfieren la respuesta cutánea (antihistamínicos, antidepresivos tricíclicos, entre otros) y también de acuerdo a varios autores en embarazo y lactancia. Además algunos pacientes no reciben de buena manera 10 o más pinchazos cutáneos.
IgE alérgeno específico: por las razones anteriores es el marcador serológico de elección para confirmar sensibilización alérgica en pacientes en los cuales no es posible el estudio in vivo con prick test. Los anticuerpos IgE se encuentran normalmente en pequeñas cantidades en la sangre, pero se pueden elevar y detectar concentraciones altas de estos anticuerpos cuando el cuerpo reacciona de manera desproporcionada ante determinados alérgenos. Estos análisis miden en la sangre del paciente con un solo pinchazo si hay IgE específica contra un alérgeno concreto incluido en el panel. Los resultados con esta prueba son similares a los que se obtienen con la prueba cutánea.
La prueba de la inmunoglobulina E alérgeno-específica en algunos ensayos detecta múltiples alérgenos diferentes que incluyen las alergias a determinados alimentos, a la caspa animal de gatos y perros, al polen, al moho, a algunos medicamentos, a Dermatophagoides Pteronyssinus y Farinae ( ácaros del polvo) , al látex al veneno de insecto, etc.